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Oda Cassis: El arte como fuente de vitalidad

25 May 2021 por #Reportaje

Hija del destacado fotógrafo Jorge Cassis Saade, la artista puentealtina que cuenta con una vasta trayectoria en diversas disciplinas, recientemente fue premiada en uno de los festivales de cine más importantes de Chile y Sudamérica.

La vitalidad que envuelve a la integral artista Oda Cassis se percibe desde que comienza la entrevista. Oriunda de Puente Alto, cursó gran parte de su educación escolar en la comuna. Luego de casarse en la Iglesia Nuestra Señora de Las Mercedes, se trasladó a Santiago, donde vivió durante 25 años. 

Tras el lamentable fallecimiento de su esposo retorna a Puente Alto, su localidad natal, donde continúa su vida hasta la actualidad, llenando de orgullo a los puentealtinos con su trayectoria, logros y con su reciente premiación.

Oda nos cuenta que gracias a su padre su infancia siempre estuvo ligada a expresiones artísticas de toda índole, forjando desde pequeña una vida sobre los escenarios: “Mi padre fue el que filmó la vida de Puente Alto, yo siempre andaba con él cuando iba a filmar, yo era pequeñita, cinco o seis años. Osea que conocí a Puente Alto de forma artística, él era muy especial, siempre lo acompañaba”.

Su expresión se torna nostálgica al recordar Puente Alto antiguo y sus añorados paseos de juventud, cuando en palabras de la artista existía un ambiente mucho más familiar en la comuna:

Éramos todos conocidos, íbamos a la Plaza y nos juntábamos todas las jovencitas. Caminábamos por el lado derecho de la Plaza y por el lado izquierdo caminaban los varones. Eso era típico de todas las tardes, era muy lindo, muy familiar, todos se conocían  y se saludaban

Con el pasar de los años la experiencia le dio una personalidad cada vez más firme y segura, reconociendo que en gran medida fue su padre quien la ayudó a confiar en ella misma. En ese contexto, llegó a su mente uno de los frecuentes paseos familiares a Baños Morales, en el Cajón del Maipo: “Yo tenía cinco años, pasábamos por un puente al que le tenía terror. Mi padre, que siempre fue muy especial, me decía «no hay que tener miedo, afírmese del cordel y pase». Yo iba con miedo pero lo hice, y después dije «no me pasó nada», cuánta razón tenía mi padre”.

La familia Cassis siempre mantuvo una fuerte conexión con Baños Morales, al igual que Oda debido a su gran admiración por la naturaleza. Por eso, en 1998 inauguró un importante negocio familiar. Según nos relata: “En Baños Morales con mi esposo edificamos un refugio que se llama Correcaminos. Pensábamos llegar a viejitos los dos ahí, pero resulta que él falleció mucho antes. Ahora una de mis hijas se hizo cargo. Yo adoro el Cajón del Maipo, la naturaleza es lo más maravilloso que hay. Ahí uno se inspira, no hay como mis montañas”.

Además, por su talento innato, otro destacado fotógrafo puso su confianza en ella, impulsándola a interpretar un papel indispensable para el inicio de la carrera de Oda. Nos cuenta que: “Ayán Quintana era fotógrafo y amante del teatro. Él creó el Teatro de Ensayo Chileno en Puente Alto. Una vez me dijo «tú puedes hacer el papel de la Dama Joven», y yo le dije «yo nunca he estudiado teatro» y me dijo «tú lo puedes hacer». Lo hice, pero no volví a hacerlo hasta muchos años después cuando estudié teatro en la academia Cristaluna, que ahora ya no existe, muy buena academia. Ahí la maestra me felicitaba por las actuaciones, y en realidad, no sé, creo que llevo lo de mi padre dentro de mí”.

Cabe destacar que el Teatro de Ensayo Chileno alcanzó gran prestigio, y así como marcó los inicios de Oda Cassis,  bajo su alero se formaron importantes artistas nacionales como “Los Puentealtinos”, “Los Hermanos Lagos”, ”Los Puntillanos”, “Trío Maracaibo”, “Los Hermanos Arriagada”, entre otros. Su creador, Ayán Quintana, falleció en 2001 y junto a Jorge Cassis, sus libros se han convertido en la principal fuente de información de la historia de Puente Alto.

Su familia también estuvo muy ligada al Teatro Palermo ¿Qué recuerda de eso?

“El Teatro Palermo es algo tan antiguo en Puente Alto, casi como el pueblo mismo, porque existe más o menos desde que llegó La Papelera. Es el teatro que siempre estaba dispuesto para arrendarlo o pedirlo para los movimientos artísticos. Me trae muy lindos recuerdos, yo actué muchas veces ahí. Cuando tenía mi academia hacía galas y hacíamos escenografías que mi padre me ayudaba a montar, él era muy entusiasta”. 

¿Hay algún escenario donde se haya presentado que recuerde con más significancia?

“Uno de los recuerdos más lindos que tengo fue cuando me tocó bailar «Carmen La Sevillana» de la ópera Carmen, en el Teatro Municipal. Lo tengo como un recuerdo muy especial, porque la maestra que me había enseñado a bailar me dijo: «tú eres la única que puede hacer Carmen» y eso fue para mí algo muy lindo, me entregué totalmente”.

¿Cuánto tiempo lleva sin subir a un escenario?

“Imagínate que yo tengo 87 años y hace como 35 años que ya no hago teatro, no bailo, aunque soy capaz de hacerlo, pero no estoy en ese training”.

Sabemos que se ha desempeñado en diversas disciplinas artísticas; desde el teatro y la danza, hasta la locución, poesía, televisión y ahora también en cine ¿Alguna fue más satisfactoria?

“La verdad es que cuando estudié teatro y presentábamos las obras me sentía muy feliz, pero nunca me sentí tan feliz como haciendo el cortometraje «Casimira». Fue algo muy especial, porque yo nunca había actuado en cine, pero fui bien honrada y le dije a la directora: «yo nunca he actuado en cine, solamente he hecho teatro», entonces me dijo: «yo sé que usted lo va a hacer bien»”.

¿Qué diferencias percibió entre hacer teatro y hacer cine?

“La verdad no noté mucha diferencia, yo pensé que iba a ser más difícil pero no me resultó así. Es muy parecido, solo que en uno estás con público y en el otro no, pero es casi lo mismo”.

¿Y cómo fue la experiencia de grabar el cortometraje “Casimira” en la Patagonia?

“Me sentí muy realizada, además que era una experiencia nueva, había visto a mi padre filmar y algo de conocimiento tenía, pero actuar en cine no lo había hecho nunca, y me sentí muy cómoda. Fue maravilloso grabar en la Patagonia, hacían cuatro grados bajo cero y no lo sentí. Bueno, me abrigaban bastante, pero no sentí el frío porque estaba tan maravillada del espectáculo, del paisaje, de todo. Actué con mucha naturalidad, el frío no me hizo daño y todos me cuidaban, me sentí muy bien”.